martes, 28 de agosto de 2012


Y, entonces, la ví. 
Estaba en el centro exacto de mis ojos.

He llegado a casa esta noche y sólo pensaba en secuestrar autobuses llenos de mariposas que viajan hacia el sur, donde los tibios besos del sol todo lo acompasan y todo lo desinfectan. Pero ay, ya casi hace frío y no hay posibilidad de comunicación, hemos perdido el contacto con el otro lado del mundo; aquí no llegan sus huelgas ni sus asesinos. Tan sólo, de vez en cuando, vemos morir alguna farola, provocando variaciones en la temperatura de este mínimo espacio enormemente caótico, (como tu efecto, mariposa) suspendiendo mi vientre sobre el cristal, confundido, sintiendo que es el paisaje quien se mueve mientras tú, al otro lado -diminuta- permaneces estática ante su velocidad.

Cuando la amplitud de tus alas corta el aire, se encoge el universo. Atraviesa la profundidad de la noche y tráeme a veces el desconsuelo, el desastre, las heridas, la tristeza. Tú, alevilla silenciosa, ¿recuerdas aquellos días en los que saltaba para ver lo que escondía aquel muro interminable? Ay, si fuesen posibles los ojos en las paredes como en las ventanas de Cortázar, contigo, querida. Contigo siempre.

Cuando he llegado a casa esta noche, tiritaba. Ya casi llega Septiembre y algunos dicen que sigue siendo verano. pero eludiendo tentar la suerte... mi estómago será tu abrigo.

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