jueves, 28 de junio de 2012


Defino hardcore un lugar sin mar,
sueños de pecera con agua tras el cristal.


   ''Qué asco, tu pueblo''. Cuelgan en los tendederos pieles de animales: conejos, gatos, perros, osos o humanos; no consigo distinguir el color del cuero cuando seca, degollado por pinzas de madera. La velocidad extirpa retrovisores, despelleja los coches. Aún quedan restos de ácido en sus chapas de cualquier tormenta nocturna. La venganza es fácil y apenas consigue molestar a alguien. Se camina sobre jeringuillas inyectadas de fracasos y sueños. En una de sus calles arden billetes para calentar las manos, ¿lo ves? Ahí, donde unos queman y otros arden. La chimenea del mundo. ''Qué asco, tu pueblo'', me decías mirando disimuladamente las cenizas. 

   Ya, mi amor, ya, pero si tú vienes esto es oro. Los niños y niñas ya no juegan por la mañana, pero sigue sonando la sirena del recreo. Las letras y los números son ese inocente sonido lejano que a veces resulta molesto. Se colocan, alrededor del brazo, un regaliz del color de la sangre pa que la corte, se baban convulsionando azúcar. Reímos lo que el tiempo nos hará llorar. ''Qué asco, tu pueblo, qué insólito''. El mendigo que duerme en aquella esquina se despierta a patadas o pedradas. Así somos de delicados. De delicadas. La poesía son esos graffitis y sus ausencias gramáticas. Cientos de cartones de vino apurados, estrangulados hasta la última gota, se amontonan alrededor de los contenedores. El rumor es noticia. Las putas, santas. O trabajadoras sociales, según qué favor. ''Qué asco, tu pueblo''.

   Pues no, mi amor, nada aporta este lugar, nada salvo un nuevo solar o un sol menor. No tan alto. No tan astro. No tan sol. Tú no perteneces a esto, por eso saltas contínuamente de calle en calle, con prisas y sin pausas. Nunca le has pertenecido. Ya me hubiera gustado (pero no). ¿Has pertenecido, quizás, a algo? Aunque, ahora que lo pienso, igual sí... Ciudades. 

lunes, 25 de junio de 2012

Nada que celebrar, todo por olvidar


La verdad es una navaja que prefieres ver clavada en otro estómago.


La claridad se atenúa a través de mis ojos, como un pájaro atadao a un mástil que, abatido, se desvanece en el suelo. El vergajazo desplega las alas con la levedad del último suspiro del secundero, y se consume, porque la luz es tiempo. Porque el tiempo se apaga. 

Esta luz, licuados astros de un claror compulsivo, tan sólo en los frígidos pasillos del recuerdo se logra viva, pues cuando el dolor es latoso, insufrible e insoportable, el brillo se envanece y las luces, atenuadas, engañan.

Entonces, cuando éstas se debilitan a través y entre de, las llagas se despiden con el retorno tatuado entre letras, rasgándose. 

Quizás todo ello no sea más que el resultado de extenuar lo eterno, de estancarse en la brevedad de los susurros y perderse en los gemidos de algún s3xo. De cargar con el fulgor hasta quemarse. De ser ciegos que suspiran hasta acabar con la vela. 

Yo qué sé, ni quién lo sabe.


viernes, 15 de junio de 2012

Porque somos hijos del Darko,


catedrático de la maldad justiciera.






Quiebra tu cuerpo, abandona tu alma.
Este sacrificio no es en vano, 
es puro amor.
Lunático, psicótico, sensual.

Vive: hiere y cae.
Sígueme hacia el futuro.

miércoles, 13 de junio de 2012

Entre lo raro y lo sublime: la blasfemia y mi yo



Sembrábamos el caos a nuestro paso. Todos miraban y ninguno entendía bien qué cojones había exactamente entre nosotros, el porqué de tanto ímpetu en cada gesto que compartíamos. Lo que yo buscaba debajo de todos sus puentes era ese canal por el que navegar al norte de todos mis mapas. Lo que encontrase al llegar era un pensamiento que ya había interiorizado desde el primer momento pero que, sin embargo, conseguía detener mi respiración aleatoriamente. Era imposible controlarla. Aunque, claro... todo pasa por algo, y aquello tenía una explicación que, con el tiempo, entendería.



martes, 12 de junio de 2012

Ou la lune saigne


Monelle me encontró en la llanura, por donde yo andaba errante, y me tomó de la mano:

- No te sorprendas -me dijo- soy yo y no soy yo. Me volverás a encontrar y me perderás. Una vez más volveré entre vosotros; pocos hombres me han visto y ninguno me ha conocido. Y me olvidarás y me reconocerás y me volverás a olvidar. 

Y añadió Monelle: Yo te hablaré de las pequeñas rameras, y tú sabrás el comienzo. 

Callóse Monelle y me lanzó una mirada:

- He salido de la noche -dijo- y volveré a la noche, pues yo también soy una pequeña ramera. 

Y Monelle dijo después:

- Tengo piedad de tí, tengo piedad de tí, mi amado. Sin embargo, volveré al seno de la noche, pues es necesario que me pierdas antes de volverme a encontrar. Y si me encuentras, huiré de tí nuevamente, pues yo soy la que está sola...

...Y Monelle dijo luego: Te hablaré de la destrucción. He aquí la palabra: destruye, destruye. Destruye en tí mismo, destruye a tu alrededor. Haz lugar para tu alma y para las otras almas. Destruye todo bien y todo mal. Los escombros son similares. Destruye las antiguas moradas de los hombres y las antiguas moradas de las almas; las cosas muertas son espejos que deforman. Destruye, pues toda creación proviene de la destrucción. Construye en las diferencias, destruye en las similitudes. No te dirijas a las permanencias; no están ni sobre la tierra ni en el cielo. No temas contradecirte; no hay contradicción en el momento. Todo pensamiento que dura es contradicción. No ames tu dolor, puesto que no ha de durar. Rebélate contra todo trabajo, contra toda actividad que trascienda el momento, rebélate. Borrarás con el pie izquierdo la huella de tu pie derecho. La mano izquierda debe ignorar lo que acaba de hacer la mano derecha. No te conozcas a tí mismo. No te preocupes de tu libertad: olvídate de tí mismo. 

Habiendo hablando así en la llanura, Monelle se calló y se puso triste porque debía volver a la noche. Y me dijo de lejos: Olvídame y te seré devuelta. 

Y miré por la llanura y ví levantarse a las hermanas de Monelle. 

Marcel Schwob