Sembrábamos el caos a nuestro paso. Todos miraban y ninguno entendía bien qué cojones había exactamente entre nosotros, el porqué de tanto ímpetu en cada gesto que compartíamos. Lo que yo buscaba debajo de todos sus puentes era ese canal por el que navegar al norte de todos mis mapas. Lo que encontrase al llegar era un pensamiento que ya había interiorizado desde el primer momento pero que, sin embargo, conseguía detener mi respiración aleatoriamente. Era imposible controlarla. Aunque, claro... todo pasa por algo, y aquello tenía una explicación que, con el tiempo, entendería.
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