Monelle me encontró en la llanura, por donde yo andaba errante, y me tomó de la mano:
- No te sorprendas -me dijo- soy yo y no soy yo. Me volverás a encontrar y me perderás. Una vez más volveré entre vosotros; pocos hombres me han visto y ninguno me ha conocido. Y me olvidarás y me reconocerás y me volverás a olvidar.
Y añadió Monelle: Yo te hablaré de las pequeñas rameras, y tú sabrás el comienzo.
Callóse Monelle y me lanzó una mirada:
- He salido de la noche -dijo- y volveré a la noche, pues yo también soy una pequeña ramera.
Y Monelle dijo después:
- Tengo piedad de tí, tengo piedad de tí, mi amado. Sin embargo, volveré al seno de la noche, pues es necesario que me pierdas antes de volverme a encontrar. Y si me encuentras, huiré de tí nuevamente, pues yo soy la que está sola...
...Y Monelle dijo luego: Te hablaré de la destrucción. He aquí la palabra: destruye, destruye. Destruye en tí mismo, destruye a tu alrededor. Haz lugar para tu alma y para las otras almas. Destruye todo bien y todo mal. Los escombros son similares. Destruye las antiguas moradas de los hombres y las antiguas moradas de las almas; las cosas muertas son espejos que deforman. Destruye, pues toda creación proviene de la destrucción. Construye en las diferencias, destruye en las similitudes. No te dirijas a las permanencias; no están ni sobre la tierra ni en el cielo. No temas contradecirte; no hay contradicción en el momento. Todo pensamiento que dura es contradicción. No ames tu dolor, puesto que no ha de durar. Rebélate contra todo trabajo, contra toda actividad que trascienda el momento, rebélate. Borrarás con el pie izquierdo la huella de tu pie derecho. La mano izquierda debe ignorar lo que acaba de hacer la mano derecha. No te conozcas a tí mismo. No te preocupes de tu libertad: olvídate de tí mismo.
Habiendo hablando así en la llanura, Monelle se calló y se puso triste porque debía volver a la noche. Y me dijo de lejos: Olvídame y te seré devuelta.
Y miré por la llanura y ví levantarse a las hermanas de Monelle.
Marcel Schwob